6 de abril de 2012
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Reflexiones políticas: el punto de partida
Banalizar y politizar; para mí la misma mierda
19 de junio de 2011
HIDROAYSÉN; LA PUNTA DE UN ICEBERG
Creo que estaba bueno, ya. Si bien mantengo firme mi postura en cuanto a varios temas cuestionables que se viven en este país, siento que, en lo macro, estamos llegando a un punto de inflexión al que se debió llegar hace mucho, mucho tiempo, y que podría tomar ribetes inesperados en una sociedad civil acostumbrada a dejarse pisotear y no defender lo que es suyo.
Comencemos con Hidroaysén. Con la cabeza fría y pensando en que este país necesita desarrollo para superar la pobreza, no me opongo. Pero creo que hay que ir más allá del ambientalismo a medias y del materialismo penca en el que se ha enfocado la discusión... Entre tanta protesta, problema, piedras, bombas molotov y batucadas, se ha desarrollado un fenómeno que no deja de ser interesante. Un fenómeno en que los chilenos finalmente han dicho ¡basta, ya! y puta que estaba bueno...
A mi juicio, Hidroaysén no es más que la punta de un iceberg en la que podría sobrevivir. Sin embargo, este conflicto de la Patagonia no es más que la cumbre de una fuerte violencia que se ha ejercido en contra de los chilenos y que viene desde hace mucho tiempo atrás. Lo bueno, es que hoy tenemos la oportunidad de extirparla de raíz, aunque no sé que tan bien encaminados iremos.
La violencia de la que hablo va más allá de manifestaciones, saqueos, de los ataques maleteros hacia la fuerza pública y esas tonteras que, como periodistas, solemos cubrir. La violencia de la que hablo es cotidiana, es ajena a marchas, no se esconde entre las masas y se da a diario en nuestras vidas. Hablo de la violencia que ejerce el transporte público que alarga nuestros viajes, nos vacía los bolsillos y nos malhumora en las mañanas, hablo de los intereses de bancos que son más altos aquí que en cualquier otro lado, hablo de la violencia de un sistema de salud que mata inocentes, de una educación que obliga al endeudamiento y de una brecha de desigualdad que crece cada año porque los impuestos los paga la gente y no las grandes empresas.
Cuando digo que Hidroaysén es sólo la punta, me refiero a que la lucha debería ser de todos y no de unos pocos. A que la lucha no debería discriminar entre los del sur, los del norte, los ambientalistas o los capitalistas. El asunto nos debería involucrar a todos. El movimiento debería ser de los chilenos, todos por una causa, todos por terminar con las injusticias que se viven en todas las aristas de la sociedad. Siento que sólo así valdría la pena... Si los pingüinos van a pelear separados de los universitarios por una educación digna, si unos pocos se enfrentan ante los intereses de empresas que quieren convertir la naturaleza en producción y si unos pocos deudores habitacionales se cuelgan de los edificios ante miradas impávidas, estamos perdidos… Pero ojo, ¡aun tenemos patria, ciudadanos! ¡defendámosla!
3 de mayo de 2010
ERASMO
Cuando conocí a Erasmo él tenía 48 años y toda una vida a cuestas. Ese día el sol pegaba con todo y el calor sencillamente se hacía insoportable. Esa semana lamenté innumerables veces no poder escaparme unos días la playa a descansar. Pero Erasmo sí pudo (aunque no precisamente a la playa) y eso me hace feliz. Se relajó.
El fin de semana antes de que nos conociéramos disfrutó de una refrescante tarde de piscina junto a su familia. Lo pasaron re-bien. Rieron, comieron y hasta jugaron con su perro. Un boxer de dos años que hoy lo llora toda la noche.
Si bien nunca cruzamos palabra alguna, con Erasmo hicimos buenas migas. Conocí a los suyos y lo visité varias veces. Sus hijos me cayeron bien, en especial Viviana porque tiene el mismo nombre que mi hermana. Ahora que pienso en Erasmo, que tengo un poco de tiempo para hacerlo, creo que me hubiera gustado hablar alguna vez con él.
29 de marzo de 2010
PELOTUDOS
25 de marzo de 2010
La espada y la pared
15 de marzo de 2010
OJO PIOJO
9 de marzo de 2010
FORASTERO (Pelada de cables)
Yo la quise tanto, la protegí y la resguardé, mas nunca esperé el puñal en mi espalda. Hoy todo es como el agua fría, no hay calor, no hay sangre y tampoco vida.
21 de diciembre de 2009
SOLILOQUIO
Sucede que en la viña del señor hay de todo. El problema es que lo que más abunda son personajes que creen que siendo eruditos lograrán algo más que la gloria personal. Son muchos quienes creen que conociendo la biblia como sus manos, o que encerrados estudiando y analizando textos están más cerca del Señor. Y que equivocados están.
No se trata de no estudiar. De no saber. Es obvio que para hablar de algo se debe tener conocimiento. El problema es cuando es sólo conocimiento y nada más. Es cuando se deja en el olvido el testimonio, las vivencias, las experiencias. El problema radica en que hay quienes se encierran en su fe, la viven en su habitación, y su corazón comienza a derramar amor en lugar de ser llevado donde no está. Hay tanto sedentarismo en nuestra iglesia. Tantos que están conformes con su fe, con lo que sienten, y que por lo mismo prefieren dormir en lugar de abrirse a algo tan simple como es tener el corazón inquieto, o como nos llama San Alberto; a ser fuego que prende otro fuego.
La manera de suplir la ausencia de Dios, la forma de convertirla en amor del más puro -de ese que sólo Cristo entrega- es simplemente siendo Él. Es entender que comulgar no es un simple acto de comer, sino que es estar en comunión con el señor, ser Él, ver a través de sus ojos, hacer nuestras sus palabras, sus acciones y sus gestos. De esa forma vamos a poder entenderlo, sólo de esa forma nos vamos a dar cuenta que así como Él se movía por los lugares más adversos, más peligrosos, más abandonados y más desesperanzados, nosotros podemos y debemos hacer lo mismo. Que simple resulta hablar de Dios dentro de la capilla, dentro del grupo de confianza, pero que difícil es hablar de Él donde sencillamente no está.